POV: eres un personaje secundario
Es difícil no sentir que el mundo gira alrededor de ti cuando estás al centro de todo lo que te ocurre. Como protagonista de tu historia, siempre observas todo-y-a-todos desde un mismo y único punto de vista: el propio. Y renunciar a esa perspectiva tan personal es un reto difícil de la existencia, un privilegio al que nadie quiere renunciar.
Por eso te cuesta admitir los errores, ofrecer disculpas y/o ser objetivo ante la crítica; al hacerlo, no solo aceptas haberte equivocado, también recuerdas que la vida no se trata únicamente sobre ti.
Sin embargo, lo más difícil llega cuando te enfrentas a algún contratiempo. Las malas noticias, tragedias y demás complicaciones te colocan en el papel de víctima. Y todo aquel que sufre, tarde o temprano, termina sintiendo que el mundo está en su contra. Es decir, al ser la víctima del contratiempo, se reafirma tu papel como protagonista de la historia.
Entonces llegan los cuestionamientos al destino: por qué a mí, por qué ahora, por qué tuvo que ser así, por qué dios me odia, por qué el mundo está en mi contra, por qué, por qué, por qué. Y con esos cuestionamientos también llegan los cuestionamientos personales: por qué lo permití, por qué no actúe antes, por qué no me di cuenta, por qué soy así, por qué, por qué, por qué.
Así continúas, en una espiral de preguntas sin respuesta hasta llegar a los señalamientos, acusaciones y desconfianza hacia ti mismo: es mi culpa, me lo busqué, soy un tonto, soy un fraude, cometí un grave error, me lo merezco, no podré con esto, etcétera.
Lo cierto es que ninguna pregunta, acusación ni autoflagelación servirá de nada. Eso que te pasó pudo pasarle a cualquiera y tanto tu vida como la del mundo seguiría su curso.
Quizás te tome tiempo, pero eventualmente entenderás que el mundo no gira alrededor de ti y que, por ahora, te toca ser el personaje secundario en una historia sobre la cual creías tener control. Reality check.
Y si te cuesta mucho aceptarlo, aquí un recordatorio:
Nunca podrás sentir nada peor de lo que sintió el mundo entero cuando se descubrió que la Tierra, y por lo tanto la humanidad, no estaba al centro del Universo.
Esa sí que fue (y sigue siendo) una verdadera pérdida de protagonismo.